Los 3 objetos expuestos en la Tiendecita Vicky comparten un carácter doméstico, afectivo y económico. Los materiales que he usado son referentes al tipo de material o textura visual que tienen las cubiertas de estos objetos en el segundo piso de la casa de la dueña, en colores pasteles, claros, florales y de tejido transparente que cubrían la mesa, las sillas, el televisor, la radio o un estante. Son estas telas y su suavidad las que inmediatamente me remitía al trato familiar que tiene la dueña de la tienda con su propia clientela a quienes trata como familia.
En este segundo piso, la Sra. Vicky realiza sus labores cotidianas: duerme, cocina, almuerza, atiende a sus visitas, etc. y es en ese espacio donde sus muebles visten estas telas para cuidarlas del futuro deterioro. Es en este detalle donde crece mi interés por los tipos de patrones y la forma de cuidar/decorar la casa/objetos, ya que reconozco este comportamiento como muy familiar a la forma de decorar mi casa y cuidarla; al mismo tiempo identifico los mismos motivos florales y tipos de tejidos en las telas que mi mamá suele comprar en el Centro de Lima o el Mercado Central.

Tanto los tapetitos y cobertores de la Sra. Vicky como los de mi mamá comparten un origen económico particular en la ciudad y su circulación habita las casas de un grupo social determinado, que no es el mismo que los consumidores de tiendas de decoración exclusiva. Entonces he vinculado los atributos de estas telas que habitan el segundo piso de la tienda con el trato o la figura de la Sra. Vicky para con sus clientes, con esta decisión me vinculaba de manera directa al carácter afectivo por el objeto/ individuo: consumidor/tienda, por un lado la experiencia actual del desarrollo de un lazo afectivo y el condicionamiento de su contexto espacial, y por el otro el recuerdo infantil de consumo o la relación personal con las bodegas de mi barrio.

Empecé a realizar estos retratos en papel cuadriculado de libros de caja y estas esculturas blandas de tela sujetadas por ganchos de pelo de colores, teniendo en cuenta las largas conversaciones que han desarrollado una relación personal más cercana con ella cada vez que visitábamos la tienda además de detalles particulares como la siesta de cada tarde o el rezo por la noche con la vecina son los que han servido de anécdota para ir elaborando las piezas de la tienda.
Es así que la pieza “Si no vas a dormir entonces podemos conversar” hace referencia a una actividad propia de la rutina de la dueña de la tienda además de que en sus formas y su montaje llega a ser el contraste de los productos que lo rodean: suave y blando en contraposición a las tiras de bolsas de los crocantes plátanos fritos que están a su alrededor. Esta nueva tira de formas suaves y redondeadas aparenta ser una suerte de almohadas pequeñas, están cubiertas con tela floreada en colores suaves y pasteles sujetados por ganchos de cabello de colores.

Del mismo modo en “Si conversamos nos miramos” he hecho uso también de estas telas florales que son fundas de almohadas, para hacer una escultura, o pieza tridimensional, que también puede ser un porta retratos donde las formas de las tela la sujetan ganchos de pelo; estos ganchos de pelo son un elemento simbólico en estas dos piezas, ya que representan el acercamiento personal hacia las bodegas de mi infancia que se desarrolla en el recuerdo de mis compras escolares una noche antes de ir al colegio y buscar en estas tiendas todos los implementos necesarios para el buen peinado escolar. Mis padres no solían comprar productos de consumo alimenticio en las bodegas ya que ellos se abastecían semanalmente en los mercados mayoristas cerca a mi casa.
Entonces estos ganchos fueron el soporte o estructura para estas dos piezas, la segunda es mucho más frágil que la primera donde se forman estas hendiduras hechas por los pliegues de la tela donde se ubican dos dibujos ; uno es la interpretación a lápiz de un retrato animado de la niña de la envoltura de los ganchos de pelo sobre papel cuadriculado y el otro dibujo es un retrato de una adolescente de los noventa , de una estética femenina peculiar de esa época : cejas delgadas, brillitos en la frente, delineado delgado y cabello puntiagudo hecho con plumón celeste sobre papel que reflejaba una mirada penetrante del personaje que hacía eco a la personalidad de la dueña de la tienda .
Este texto fue escrito en torno a las piezas realizadas para "Tiendecita Vicky", primera muestra del colectivo Victoria Sánchez, durante el verano del 2018.

-Lima, Enero, 2018
Sobre lo blando y lo cálido